Los valores republicanos de la monarquía

Los valores republicanos de la monarquía

No hay duda desde el punto de vista teórico: la república es la culminación de la democracia. En ella, todos los titulares de un poder público son elegidos democráticamente. Pero la realidad se complica cuando dejamos atrás el reino de las ideas teóricas y entramos en el dominio de los hechos cotidianos. Aparecen los matices. Por ejemplo, hay miles de jueces que no son elegidos democráticamente sin que los votantes sientan que han sido ninguneados. En el país de los hechos cotidianos, incluso encontramos valores republicanos vestidos de monarquía parlamentaria. Es lo que ha defendido el catedrático de Derecho constitucional de la Universidad de Málaga Ángel Rodríguez en su participación en los cursos de verano de la UNED en Motril.

Rodríguez ha clausurado la jornada inicial del curso ‘¿Qué futuro tiene la Monarquía y el Estado autonómico en España?’ con una ponencia sobre ‘Monarquía y democracia: Valores republicanos de la Monarquía parlamentaria’. La idea principal de su exposición ha sido que “esos valores de democracia que durante mucho tiempo ha encarnado la Segunda República hoy los expresa la monarquía parlamentaria”. ¿Cómo es posible? Por un principio básico de la monarquía parlamentaria que dicta que “el Rey no tiene poder desde el punto de vista jurídico, tendría que firmar hasta su sentencia de muerte” si las Cortes se lo pidiesen, ha explicado Rodríguez.

También hay similitudes en el capítulo de las reales funciones, sobre todo en lo que se refiere a la representación simbólica del monarca. El Rey, como jefe de Estado, no es elegido democráticamente como en una república. Pero precisamente eso garantiza su imparcialidad política, en opinión del catedrático. “En la representación simbólica la monarquía puede jugar un papel mejor que la república porque, al no someterse al principio democrático, puede representar a todos” sin ningún compromiso político o electoral. ES más, “la mayoría de las repúblicas intentan tener un presidente que se parezca a un rey en su papel representativo”.

Eso sí, Rodríguez ha reconocido que habría que hacer algunos cambios en la monarquía española, como someter a la Casa Real a la transparencia, un reto técnico que ha explicado durante su ponencia. Precisamente, esta es una cuestión que sobrevuela las dos primeras jornadas del curso que ha comenzado hoy, en el que se tratará el desgaste de la Casa Real y el Estado de las autonomías.

Según el director del curso, el catedrático de Derecho constitucional de la UNED Antonio Torres del Moral, este desgaste no solo es una consecuencia natural del paso del tiempo sino que también se debe a una acumulación de otros factores. Entre ellos ha destacado “las conductas dentro de la Casa Real que no han sido edificantes” y que el Estado autonómico “ha sido carísimo”, al contrario de lo que se previó en un principio. La multiplicación de órganos consultivos, de consejos consultivos, de tribunales de cuentas y la existencia de parlamentos autonómicos sobredimensionados son algunos de los factores que han determinado que las autonomías hayan supuesto “un precio demasiado alto”.

 

Andrés Masa
Curso: ¿Qué futuro tiene la Monarquía y el Estado autonómico en España?
Sede: Motril