De la angustia familiar al trauma social

De la angustia familiar al trauma social

El segundo curso de verano de la UNED de Motril analiza, desde ayer miércoles, todos los aspectos relacionados con la desaparición de personas en España

MOTRIL (Granada). Julio 2014 / El segundo de los cursos de verano del Centro Asociado de la Uned de Motril ha dado de lleno en el centro de la diana de una gran preocupación social: las desapariciones de personas. Se trata de un fenómeno que, en el caso de las “desapariciones inquietantes” genera una intensa alarma social, además de la angustia que produce en el seno de las familias afectadas.

Una ciudad como Motril, que ha vivido en primera línea uno de los casos de desaparición de personas más conocidos en España, el de Maria Teresa Fernández (18 de agosto de 2000), está siendo escenario de un curso de especial relevancia a nivel nacional por la amplitud del tratamiento del fenómeno de las desapariciones; tanto desde un punto de vista policial como forense, jurídico, psicológico y social.

Durante el acto de inauguración celebrado a primera hora de la tarde de este miércoles ya se puso de manifiesto lo evidente: “se trata de una situación que genera un enorme sufrimiento en las familias de los desparecidos”, decía José Antonio Ruiz Caballero durante su intervención como director de este curso de verano. De hecho, el también director del centro asociado hizo especial hincapié en la importancia de la cita de la Uned motrileña a la hora de aportar una visión global de un tema que no solo no pierde nunca su vigencia, sino que “en el caso de menores desaparecidos ocasiona una gran alarma que se trasmite rápidamente al conjunto de toda la sociedad”.

Es más, y aunque tan solo el 2% de los casos de desapariciones en todo el estado español se quedan sin resolución, “se trata de un tema complejo y muy difícil de investigar”, tal y como expresaba ayer el jefe del grupo de desaparecidos de la sección de homicidios y desaparecidos de la Brigada Central de delitos contra las personas, José Manuel Anseán Fernández; el primero de los ponentes de este curso, quien hizo una radiografía de la situación general al apuntar algunos datos muy elocuentes: el 67% de las desapariciones corresponde a menores de 18 años (con amplia afectación del conjunto de menores extranjeros que desaparecen de las instituciones tutelares o las huidas voluntarias); un 30% suponen las de personas entre 18 y 65 años; mientras que el 3% restante afecta a la población mayor de 65 años, muy vulnerable en la mayoría de los casos.

 

Indicios

Anseán destacó el esfuerzo de la policía en todos los supuestos, sin exclusión, poniendo especial énfasis en que una vez que los familiares acuden a pedir ayuda “toda declaración debe ser tomada en serio al instante”, asegurando que se actúa de inmediato en contra de lo que puede presuponerse a causa de los tabús que existen, ya que “cuanto antes se inicie la búsqueda, mejor”.

El jefe del grupo de desaparecidos hizo una exposición pormenorizada de la realidad, directrices a nivel de europeo y medios de ayuda desde todos los escalafones de la sociedad e insistió en el papel crucial de los profesionales de la policía que se enfrenta, en estos casos, a retos que a veces parecen insalvables “ya que por lo pronto el gran problema es que hemos de trabajar con indicios y no con pruebas, además de la presión mediática que muchas veces se origina”, decía. Para el ponente, también, “el trauma que ocasiona en las familias es terrible” y en ningún momento es ajeno a la actuación y el sentir de las fuerzas de seguridad.

La segunda parte de la sesión del primer día correspondió al profesor titular y director del departamento de Derecho Penal y Criminología de la Uned, Alfonso Serrano Maíllo, quien fue presentado por el abogado motrileño José Rojas. Serrano, quien tras relatar el horror del fenómeno de las desapariciones en muchos lugares del mundo, como América Latina, se refirió a la incidencia de las instituciones jurídico-penales en relación al fenómeno de las desapariciones como consecuencia de hechos delictivos, fundamentalmente en relación a la privación de libertad o desapariciones forzadas. “caben pocas dudas sobre que este bien jurídico debe ser protegido por el Derecho Penal”, explicaba Serrano. Así se centró en torno a las detenciones ilegales y el secuestro y otros aspectos que despertaron el interés del numeroso alumnado que está asistiendo a este curso de la Uned de Motril.

 

Fermín Anguita / Prensa Uned Motril / Julio 2014