¿Cómo se mide la conducta?

¿Cómo se mide la conducta?

José Bermúdez Moreno es catedrático desde 1982, primero en Salamanca y luego en la UNED, donde ocupa la cátedra de Psicología de la Personalidad. Ha investigado sobre la ansiedad, una linea de investigación que sigue la UNED sobre trastornos cardiovasculares comenzó en su equipo y actualmente trabaja en el estudio de los comportamientos saludables. A pesar de lo sorprenderte que parezca, el trabajo científico que la disciplina lleva a cabo a base de cuestionarios y de entrevistas ha cosechado interesantes resultados empíricos. Entre ellos, Bermúdez destaca la “evidencia de que la gente es capaz de cambiar”, la idea de que “la conducta no es un hecho aislado sino un continuo que va desde el momento que uno quiere hacer algo hasta que realmente lo hace y que lo mantiene” y la confirmación de que existen las “diferencias individuales”. Ayer, el catedrático habló de todo ello en Motril, en su ponencia ‘Promoción de la salud: análisis del proceso de cambio’.

En el trabajo con autoinformes, propio de la investigación en salud y psicología, “lo que se hace habitualmente es recoger las respuestas en una serie de cuestionarios” que miden los procesos de cambio de conducta. “Un tiempo después se recoge si se ha cumplido al conducta de salud a la que uno se había comprometido”. Así se estudian los factores que condicionan el comportamiento en las situaciones en las que una persona sabe que su conducta daña su salud pero sigue comportándose de la misma manera. “En el 90 por ciento de los casos se hace con personas sanas pero también se puede hacer con personas que tienen problemas. En este ámbito se trabaja fundamentalmente con personas en procesos de rehabilitación, en las que la adherencia al tratamiento es muy importante”, puntualiza Bermúdez.

Se trabaja con el número más grande de sujetos. “Se coge una población que permita hacer análisis estadísticos. Lo normal en una investigación de este tipo es que no se comience a trabajar con menos de 300 o 400 sujetos”. Esto se debe a la mortandad experimental, que quiere decir que no todos los sujetos que participan en el comienzo de una investigación llegan hasta el final de la misma. Las preguntas, habitualmente entre 60 y 70, son del tipo: ‘¿En qué medida cree usted que no realizar ejercicio físico le puede:?, seguida de varias opciones. Claro que si se trabaja con, por ejemplo, una población hospitalizada para contrastar lo que ocurre tras un infarto, no se pueden hacer 20 preguntas. “Con cinco elementos podría ser suficiente”, detalla Bermúdez.

En cuanto al seguimiento, suele ser de 6 a 8 meses. “Hay proyectos que duran años, pero son una minoría porque son muy costosos”. Al final, la suma de todos los trabajos deja una evidencia empírica importante para explicar porque “hay personas que, pese a saber el riesgo de su conducta, no la cambian”. La respuesta es complicada, pero, desde su experiencia, Bermúdez distingue varias razones. Que la persona piensa que el coste es superior al beneficio, que la percepción del riesgo varía mucho entre distintas personas, que al individuo hay que dotarlo de recursos que no siempre tiene al alcance de la mano o que la capacidad para cambiar es muy diferente de una persona a otra. En resumen, hay dos tipos de factores: los de la motivación y los de la voluntad. Motivación y voluntad para lograr el cambio. Puede que ya hubieras intuido esta fórmula en alguna ocasión.

 

 

Andrés Masa
Curso: Aspectos psicosociales de la salud y la enfermedad y su impacto en el bienestar y la calidad de vida
Sede: Motril