Tres décadas educando entre barrotes

Tres décadas educando entre barrotes

Víctor Vázquez lleva 32 años ejerciendo su oficio de maestro entre los barrotes de la cárcel. Su dedicación ha ayudado a muchos presos. Ahora, también comparte su experiencia dirigiendo los cursos de verano que la UNED organiza en la cárcel de Albolote. Este año el curso es especial. Este verano toca reflexionar sobre la vida en la cárcel, una existencia que ha cambiado mucho desde que Vázquez comenzara una carrera que ha transcurrido por 4 centros distintos.

Según Vázquez, todo era muy diferente cuando empezó. “Los primeros años estaba en una prisión en la que yo era la única persona que no era un funcionario vigilante”, recuerda. Desde entonces las penas privativas han ido orientándose hacia la reinserción y se han producido cambios fundamentales en las infraestructuras. Antes los presos dormían en literas que se desplegaban en habitaciones donde entraban más de cien personas; había unas duchas para todos, un solo comedor, ni hablar de un teatro. Ahora hay duchas en las celdas, varios comedores, piscina, teatro, lavandería, talleres.

“En cada centro hay alrededor de 2.000 personas, es como un pueblo pequeño, y tiene que tener ciertas infraestructuras”, comenta. Lo bueno de este modelo es que es más sencillo pasar por la prisión y conservar la capacidad para vivir en sociedad, para reinsertarse. Aunque, por supuesto, la experiencia no es agradable, como demuestra el hecho de que “la mayoría de la gente no reincide”.

Además de las instalaciones, también ha avanzado mucho el esfuerzo por formar a los reos. Si Vázquez era el único profesor en una cárcel de vigilantes y custodiados, ahora hay nueve maestros en Albolote que se ocupan de unos 45 alumnos cada uno. Se cubren variados niveles de formación, para que el analfabeto aprenda a leer y a escribir, que el drogadicto se desenganche, que los extranjeros aprendan el idioma… Pero “lo más importante es que la persona cambie de actitud”, afirma el director del curso ‘La vida en la cárcel. Una visión de la privación de libertad y la reinserción’.

La tarea no es fácil, pero los resultados son esperanzadores. “Me he adaptado a este mundo, que es un poco complejo, y sé que el interno al que tratas bien te aprecia mucho. Tiene su recompensa”, dice. En los cursos de verano no solo los presos aprecian su esfuerzo, como demuestran las listas de espera que ya son una tradición en los cursos de la UNED en la cárcel de Albolote. “Tocamos temas sociales que interesan a todo el mundo, y creo que ese es nuestro punto fuerte”, afirma con humildad. “Aunque es difícil mezclar a los universitarios con los internos y los funcionarios”, admite.

En la jornada de hoy los temas son tan interesantes como siempre: una mesa redonda para que los internos cuenten sus experiencias, otra mesa para que los funcionarios hagan lo propio, la presentación de un programa de sensibilización en el que presos y voluntarios se unen para concienciar a los alumnos de los institutos de la región y, para finalizar, una película que una todas las piezas de la compleja existencia penitenciaria. Un día para aprovecharlo bien.

 

Andrés Masa
Curso: La vida en la cárcel. Una visión de la privación de libertad y la reinserción
Sede: Centro Asociado en Motril (Centro Penitenciario de Albolote)