Los tópicos que marcan el camino para ser felices

Los tópicos que marcan el camino para ser felices

En la búsqueda de la felicidad, cada persona recorre su propio camino. Y para trazar el recorrido hace falta una inspiración que puede llegarnos desde los ámbitos más diversos. Por ejemplo, de la literatura de la Edad Antigua y del Renacimiento, la especialidad del profesor de Lengua y Cultura Latinas de la UNED Mariano Madrid, quien se encargará de cerrar la jornada de hoy del curso ‘Felicidad y Utopía. Categoría psicológica, estructuras e imaginarios colectivos’ que se celebra hasta mañana en el Centro Asociado a la UNED en Motril. Su ponencia desarrollará el tema de los ‘Espacios idílicos: algunos loci amoeni en la literatura antigua y renacentista’. Según Madrid, en la búsqueda de la felicidad “hay una parte común desde el origen del hombre hasta ahora a la que se va añadiendo elementos de la civilización, ya sean morales o éticos”. Por lo tanto, en la historia de la literatura deberíamos poder distinguir una serie de lugares idílicos que se repiten y que “a lo mejor son los que hay que buscar para ser felices”, ha reflexionado.

Los loci amoeni son unos lugares agradables que constituyen “un tópico literario que, según la teoría de la literatura, exigen unas condiciones muy concretas para que sea considerado como tal”, entre las que destacan elementos como el amor platónico, el apartamiento del mundanal ruido y la presencia de elementos naturales que se repiten, como el agua, los árboles y los animales silvestres, todo ello en perfecta armonía. En definitiva, son esos lugares idílicos que “comienzan a aparecer en el siglo VIII a.C con Homero y que siguen todavía en los anuncios de televisión, aunque no se consideren como tal en la teoría de la literatura”.

La ponencia de Madrid se vale de un recorrido por varios artistas de distintas épocas, desde Homero, “el padre de la literatura tal y como la conocemos hoy” hasta Tomás Moro, para conocer la evolución del tópico de los loci amoeni. Quizá la evolución del tópico nos lleve a comprender la evolución del concepto de felicidad y a captar la esencia de su contenido.

El locus amoenus -el singular de loci amoeni– más original es el de Homero. En su obra, escrita en el siglo VIII a.C., conviven elementos donde el ser humano está en el entorno más primitivo, que también es el más bonito a juicio de Madrid. El ser humano encuentra la felicidad en la naturaleza armoniosa. Entre el siglo I a.C y el I d.C. Ovidio reproduce el tópico de Homero, pero con “elementos estéticos diferentes en sentido moral, que le permiten hablar sin ninguna cortapisa, por ejemplo, de la homosexualidad”. También en el I a.C., Virgilio vuelve al locus amoenus canónico. En el II d.C. Suetonio alude a un lugar que está “un poco en contra de las convenciones morales. Es un refinamiento buscando un disfrute un poco licencioso”, que puede rozar la perversión. Ya entre los siglos XV y XVI, en pleno Renacimiento, el italiano Bautista de Mantuano “recrea el locus amoenus de la poesía bucólica, pero completamente cristianizado”, y en la misma época Tomás Moro se refiere a Utopía como el lugar ideal, en le que se aceptan cosas denostadas en nuestra sociedad, como la esclavitud.

¿Por qué tantos lugares idílicos, tantos loci amoeni? La repetición de la asociación entre espacios idílicos y felicidad da que pensar. ¿Y si la felicidad está en el paisaje, en un paisaje interior?¿Podemos hacer ese paisaje según nuestros propios deseos o lo recrean otros para nuestro disfrute? ¿No serán las utopías trampas en las que caemos a falta de nada mejor? Las respuestas a estas y a otras preguntas no llegarán en este curso, pero la reflexión está asegurada.

 

Andrés Masa
Curso: Felicidad y utopía. Categoría psicológica, estructuras e imaginarios colectivos
Sede: Motril