El camino hacia la libertad que discurre por dentro

El camino hacia la libertad que discurre por dentro

Cuatrocientas personas llegadas de Granada, Almería y Jaén se preparan para vivir en libertad en el Centro de Inserción Social (CIS) de Granada. Algunos son enviados allí por condenas cortas, menores a un año. Otros disfrutan del segundo grado y pueden salir seis horas los sábados y seis horas los domingos. Los de tercer grado han cumplido más de la mitad de sus penas, generalmente dos tercios o tres cuartos, y salen los fines de semana. El tercer grado también permite salir a trabajar y volver solo para pasar la noche. Este régimen persigue que los reclusos se reinserten gradualmente en la vida en libertad, pero la reinserción también exige recorrer un camino interior: aprender a aceptar las propias limitaciones y adquirir unos valores que den un sentido ético a su vida y a su mundo. En este delicado objetivo se ocupan voluntarios como Juan Santaella López, quien ofrece hoy en Albolote la ponencia ‘Reeducar en valores. Un reto posible’.

La charla forma parte del curso de verano ‘Tratamiento penitenciario. Nuevos programas de rehabilitación y medidas alternativas a la prisión’, que el Centro Asociado a la UNED en Motril organiza en la cárcel de Albolote. Santaella, catedrático de Lengua y Literatura y doctor en Pedagogía, lleva dos años ejerciendo como voluntario en el CIS de Granada. Allí prepara a varios alumnos de secundaria y participa en una escuela de padres, donde explican a los internos qué habilidades deben tener para educar bien a sus hijos. Es un tema fundamental, pues la educación “es saber vivir sin el padre y la madre, pero con los mejores rasgos de ambos”, apunta Santaella.

“Si la persona es educada adecuadamente adquiere madurez”, una madurez que puede interpretarse de varias maneras. Santaella destaca dos: la capacidad de amar y trabajar, que decía el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, y la capacidad de “disfrutar en cada momento de lo que soy y de lo que tengo”, según el pensamiento que nos dejó el intelectual Pedro Laín Entralgo. “El problema de muchos internos es que no han sido educados adecuadamente”. Además, “tienen el gran problema del aislamiento, la soledad, problemas de relación y un temor tremendo hacia el exterior”. Necesitan una reeducación, pero “es más difícil reeducar que educar”.

La reeducación en valores que propone Santaella se sostiene en dos pilares fundamentales, la autoestima y la formación en valores. Para proporcionar solidez a esta estructura están la familia, la escuela y el trabajo. Precisamente, el modelo de reinserción que se aplica en el CIS trata de promocionar estas tres componentes. Ninguno de los reclusos puede estar mano sobre mano, tienen la oportunidad de adquirir los conocimientos de maestros como Santaella, llegan a obtener permiso para salir a trabajar y también para ir a ver a sus familias. En cuanto a los objetivos de esta reeducación, son muy amplios. El propósito es educar la inteligencia, los sentimientos, la voluntad, educar para ser felices y educar para el compromiso social.

“Se necesita tener conciencia de que es necesario reeducarse” para dejar atrás situaciones negativas como no aceptar una crítica, no conectar con los demás o no tener suficiente autoestima. Pero “a la sociedad le cuesta dar la mano a los presos”, lamenta Santaella. Por eso, toto apoyo es poco si queremos que este tipo de modelos de rehabilitación progresen en nuestra sociedad. No hay duda de que su éxito nos beneficiará a todos.

  

Andrés Masa
Curso: Tratamiento penitenciario. Nuevos programas de rehabilitación y medidas alternativas a ala prisión
Sede: Motril